Rebeca Marín
En el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) el cierre de año llegó con malas noticias para sus trabajadores. Lo que debía ser un apoyo para la cena y los gastos decembrinos terminó convertido en enojo, incertidumbre y reclamos, luego de que se confirmara el robo de las tarjetas de despensa Broxel de fin de año destinadas a trabajadores de base y personal permanente.
La situación no solo encendió alertas administrativas, también provocó descontento laboral, generando comunicados internos que denuncian omisiones, falta de respaldo sindical y una cadena de decisiones que dejaron a los trabajadores, literalmente, sin vales y sin respuestas inmediatas.
De acuerdo con un comunicado oficial, durante la madrugada de un día no especificado, fueron sustraídas de la tesorería las tarjetas de despensa Broxel correspondientes al fin de año. Ante el incidente, la institución informó que:
La entrega de las tarjetas queda suspendida hasta nuevo aviso
Todas las tarjetas fueron bloqueadas por seguridad
Ya se realizan gestiones para la reposición de los vales
Las tarjetas que ya habían sido entregadas serán reactivadas posteriormente
El documento subraya que la entrega de los vales faltantes para personal de base, permanente y eventual está garantizada, aunque sin una fecha concreta, lo que ha generado inquietud entre los trabajadores.
Mientras la versión institucional hablaba de protocolos y reposiciones, otro mensaje comenzó a circular entre el personal, con un tono mucho más incendiario.
En él, los colaboradores denuncian que el robo dejó en evidencia una cadena de negligencias; señalan directamente a la representación sindical y cuestionan la ausencia de respuestas claras en un momento crítico del año.
"¿Dónde estaba el sindicato?", cuestionan. "¿Quién responde por la cena de fin de año?", reclaman.
El mensaje interno acusa desinterés, abandono y falta de liderazgo, además de exigir que se levante la voz ante lo que consideran abusos reiterados dentro del instituto.
El contraste es claro: por un lado, comunicados institucionales que prometen solución, y por el otro, trabajadores cansados de esperar, que sienten que los problemas siempre se atienden tarde… o nunca.
La inconformidad no solo gira en torno al robo, sino a la forma en que se gestiona la crisis, la comunicación interna y el papel de quienes deberían defender sus derechos laborales.
Aunque el INER aseguró que los vales serán entregados y que las tarjetas se reactivarán, el daño ya está hecho. Para muchos trabajadores, el problema va más allá del dinero y toca fibras más profundas: confianza, representación y dignidad laboral.
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