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jueves, 16 de diciembre de 2021

La Barriada/Martín Aguilar/Una bomba de tiempo

Como se sabe un asunto que no tarda en tronar es el tema de la falta de pago de prerrogativas a los partidos políticos de la capital, toda vez que el Instituto Electoral de la Ciudad de México se declaró insolvente para cumplir con ese compromiso. 


Las dirigencias de los partidos se enfrentan a la imposibilidad de pagar servicios, rentas y proveedores, pero, sobre todo, a sus trabajadores de base, que podrían pasar una de las navidades más tristes, sin nada que llevar a sus mesas el fin de año.

 

El problema es que en el IECDMX aseguran que ya se gastaron todo el presupuesto asignado para 2021 y que el gobierno capitalino no les ha respondido acerca de la ampliación presupuestal de 27% más, solicitada hace unos meses.

 

La obligación de las autoridades electorales era hacer rendir los pesos que recibieron a principio de año y no apostar a solventar sus compromisos con base en solicitudes de ampliación, pues se corre el riesgo de que no se las den y entonces se presentan situaciones como la actual.

 

Aunque técnicamente el Gobierno de la Ciudad de México cumplió cabalmente con la entrega del presupuesto, si no afloja la cartera de nuevo para soltar un extra, el problema entre los partidos políticos y el instituto no será resuelto y el caso puede escalar.

 

Trabajadores de los partidos sólo están esperando que sus líderes les suelten las correas para salir a tomar vialidades en las 16 alcaldías, lo que generaría un caos que perjudicaría a todo el mundo en la ciudad, y todo por la mala administración de los consejeros electorales.

 

Si bien es cierto que los dineros se gastaron en la realización de unas impecables elecciones intermedias, también es cierto que se hicieron algunos gastos exorbitantes en algunos rubros que sería bueno transparentar.

 

El IECDMX se defiende argumentando que toda la información financiera de su gestión está transparentada. Lo que no dice es que no está desglosada, sino presentada de manera general, por lo que no se sabe con exactitud dónde quedaron los dineros.

 

Por ejemplo, se gastaron varios milloncitos en alimentos, medicamentos y, por supuesto, en jugosos bonos, pero no explican si todos se enfermaron al mismo tiempo o por qué la compra de tantas medicinas.

 

Y está bien que sean de buen diente, ¿pero once millones de pesos para alimentos, pues qué desayunaban? ¿Los huevos de King Kong, como decía el pelangoche cómico Polo Polo?

 

Los consejeros están metidos en un gran problema y, si no lo solucionan, los partidos están dispuestos a ir sobre ellos, incluyendo la amenaza de auditarlos, por muy autónomos que sean.

 

Porque quizá puedan justificar legalmente lo erogado, pero moralmente quién sabe, y como se trata de un órgano que vive de la credibilidad y la buena moral…

 

Vaya bienvenida a la nueva presidenta, Patricia Avendaño, que, aunque acaba de llegar y nada tuvo que ver con el asunto, tiene que desactivar la bomba o todo el mundo quedará salpicado. Pero lo más importante es el pago a los trabajadores. 


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