Rebeca Marín
Dos nuevas bodegas chinas ocupan el predio de Emiliano Zapata 68, en el Centro Histórico de la CdMx, donde fueron expulsadas más de 20 familias a través de cinco desalojos realizados a lo largo de una década por policías capitalinos y hombres encapuchados.
Rufina Galindo peleó durante 10 años para no ser despojada del predio que fue su hogar desde 1957 y se convirtió en la última inquilina que resistió al desalojo paulatino del edificio histórico conformado de dos pisos con cerca de 25 viviendas y dos locales comerciales. El inmueble alguna vez perteneció a Rosario Fernández y Fernández, casera a la que Rufina y su familia pagaron mensualmente la renta, hasta los primeros años del 2000, cuando la propietaria murió y el predio quedó sin herederos.
La lucha de Rufina, quien hoy es una mujer de la tercera edad, fue documentada por años. Vivió uno de los primeros desalojos que marcaron a los habitantes del Centro Histórico, pues en el primer intento de expulsión llegaron 800 policías y dos helicópteros para vaciar todo el edificio, pero no se consumió debido a la resistencia y la expropiación que había otorgado la administración de Andrés Manuel López Obrador cuando fue jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal. Poco más de la mitad de los departamentos permanecieron habitados.
Rufina fue una de las asistentes de la primera marcha antigentrificación de la CdMx. "Yo soy del Centro Histórico donde fui desalojada. Empezaron los desalojos en el Centro Histórico en el 2013, con 800 granaderos y dos helicópteros, con eso fue que nos sacaron en una parte de nuestros predios", gritó Rufina en un micrófono.
Paulatinamente sus vecinos fueron desalojados y fue hasta la madrugada del 27 de junio del 2023, cuando Rufina, sus hijas y nietos, fueron despertados por golpes y hombres encapuchados, quienes los encerraron en una habitación, mientras sacaban todos sus muebles y pertenecias a la calle. Más tarde los bomberos llegaron al predio para sacarlos del cuarto cuya puerta fue atorada por los cargadores.
Ese día, todavía ocho horas después del desalojo, Rufina estaba sentada entre sus pertenencias colocadas en la banqueta frente al predio por el que tanto resistió, llorando y desorientada por no saber a dónde ir y a dónde llevarse lo que quedó de su patrimonio.
Dos años después del desalojo, denunció que el lugar que fue su casa por más de 60 años, donde vivieron cuatro generaciones de su familia, desde sus padres hasta sus nietos, ya fue convertido en bodegas chinas, donde se almacenan y venden toneladas de ropa de bajo costo al mayoreo.
En ese predio ahora dan servicio las importadoras textiles chinas "Ok Both" y "M. Sara". En 2023 llegaron a la Ciudad de México a las calles de Manuel Doblado y República de Venezuela del Centro Histórico, sin embargo, hace poco más de cuatro meses, según vendedores de la zona, abrieron sus puertas en el predio donde vivía Rufina.
Antes de los desalojos, el local que hoy ocupa la empresa asiática "M. Sara", fue durante años una distribuidora de telas nacionales de nombre "Narchi", que también fue desalojada.
La tienda "Ok. Both" continúa operando en la calle Manuel Doblado, por lo que actualmente tiene dos predios en el Centro Histórico.
En la zona aún persisten pequeños locales de empresarios mexicanos, quienes maquilan uniformes escolares, vestidos de fiesta, y algunos uniformes de fútbol. Sin embargo, para sobrevivir ante la presión de los productos asiáticos y de bajo costo, ya comenzaron a ofertar ropa de origen chino.
"Mi predio lo han hecho ahora un local para asiáticos. Y no se vale, yo tenía en ese predio un arraigo de 60 años. Y de ahí me sacaron. No es justo que desalojen a la gente de su lugar de arraigo, de que nos expulsen a la calle como cualquier cosa", reclamó Rufina durante la primera marcha en contra del despojo inmobiliario y los altos costos en la renta y compra de vivienda en la CdMx.
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