Rebeca Marín
La reciente participación de México como país observador en la Cumbre BRICS 2025 representa una señal clara de interés por explorar nuevas rutas de cooperación internacional, lo cual debe realizarse con responsabilidad y visión estratégica, advirtió Edmundo Enciso Villarreal, president, doctor en derecho con especialidad en Comercio Exterior, cuando en el momento actual estamos frente a un complejo escenario geopolítico y comercial global.
El bloque BRICS, conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica —y recientemente ampliado con Egipto, Irán, Etiopía, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos— se consolida como un eje de poder económico emergente, que ya representa una parte significativa de la población y el PIB global, por lo que, en este contexto, México tiene ante sí una ventana de oportunidad para diversificar su presencia internacional, reducir su excesiva dependencia con Estados Unidos y reposicionarse como un actor relevante en el Sur Global.
En el marco del Día del Abogado, Enciso consideró que un mayor acercamiento con los BRICS podría fortalecer a México en varias dimensiones como: abrir nuevos mercados en Asia, África y Europa del Este; acceder a fuentes alternativas de financiamiento a través del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD); y establecer lazos tecnológicos e innovadores en sectores clave como la inteligencia artificial, la biotecnología y las energías renovables.
Además, México podría elevar su capacidad de influencia en la transformación de los organismos financieros multilaterales, en la agenda del cambio climático y en las nuevas reglas del comercio internacional. El aprendizaje de políticas exitosas implementadas por países BRICS en materia de diversificación productiva, inversión en infraestructura y fortalecimiento de capacidades científicas representa una oportunidad que no debe desaprovecharse.
No obstante, Enciso Villarreal y el también doctor en derecho, especialista en Comercio Exterior, Joaquín Ehécatl Gómez también alertaron sobre los riesgos que este movimiento implica, especialmente frente al giro proteccionista que ha retomado Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, donde el uso de aranceles como medida de presión, las tensiones migratorias y la posibilidad de un deterioro en la relación comercial en el marco del T-MEC deben ser considerados con seriedad.
"Una mayor cercanía con potencias como China o Rusia podría ser percibida por Washington como una señal de distanciamiento estratégico, lo que traería consecuencias en sectores económicos clave", expresó Gómez.
Por ello, subrayan que el objetivo no debe ser romper con Estados Unidos, sino equilibrar la relación a través de una diplomacia multivectorial: ampliar horizontes sin dividir, y buscar nuevas alianzas sin comprometer las ya existentes con el fin de que haya más posibilidades de relacionamiento comercial para los socios y socias del Centro Empresarial en la Ciudad de México y fortalecer el aparato productivo nacional.
"El fortalecimiento del T-MEC sigue siendo prioritario para el desarrollo económico nacional", reiteró Enciso. "Pero también lo es construir una política exterior que ponga al centro los intereses de México en un mundo cada vez más multipolar".
La participación en la cumbre BRICS 2025, bajo la figura de país observador, debe entenderse como un paso inicial hacia una inserción internacional más diversa, soberana y estratégica.
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