Maquiavelo decía que "la naturaleza humana es inherentemente egoísta y ambiciosa".
Y más, pontificaba que "los hombres son ingratos, volubles y falsos"; afirmaba: "la visión pesimista de la naturaleza humana es crucial para entender el ejercicio del poder".
Otro concepto, que puede ser el más conocido de "El Príncipe", es que "el fin justifica los medios".
Ello implica que las acciones de un gobernante por más inmorales que sean, pueden ser justificadas si conducen a un resultado favorable para el Estado.
Lo anterior viene el caso por el polémico y escandaloso actuar del presidente saliente del Senado, Gerardo Fernández Noroña.
Desde su escaño en el coloso de Reforma e Insurgentes, Noroña inauguró un estilo de hacer política que se pensaba superado.
Esto porque el Senado –fundado en el año 509 A.C.-, está considerado sede de los políticos más experimentados.
Según la Real Academia de la Lengua Española, "senado", proviene del latín "senatus", que deriva de "senex", que significa "viejo" o "sabio".
Lo anterior refleja la asociación del Senado con la sabiduría y experiencia de los ancianos en la antigua Roma.
Sobra decir, que nada de los sabios romanos, se puede encontrar en estos momentos en la Cámara de Senadores.
Todo ello, lo pulverizó Fernández Noroña, con su frivolidad, encumbrado por su especialidad en el escándalo, el chantaje y la presión.
Este reportero, fue testigo de cómo Noroña, se le tiró al piso al entonces presidente Ernesto Zedillo, cuando salía de Palacio Nacional. Noroña, empezaba a figurar.
Luego, persiguió por todos lados al mandatario; siguió con Vicente Fox; la intención era hacerse notar, con base en el activismo rijoso, haciéndose acompañar de sus familiares en cuanta protesta se le ocurría.
Con el paso del tiempo, se convirtió en legislador; de su actuar hizo un estilo, basado en la confrontación, la denostación y la inconformidad, incluso al interior de los partidos en que ha militado.
Fernández Noroña, también apostó por la candidatura presidencial; se atrevió a competirle a Andrés Manuel López Obrador, quien lo formó en la fila de las "corcholatas".
Así llegó al Senado, donde el político de Tabasco lo impuso como presidente de la Mesa Directiva; actuó con frivolidad, gastó en viajes internacionales y adquirió una mansión por 12 millones de pesos.
Al final de su gestión en la vieja casona de Xicoténcatl, y con el Himno Nacional de fondo, Noroña fue despedido a golpes.
Uno de sus más acérrimos adversarios, Alejandro Alito Moreno, presidente nacional del PRI, lo zarandeó y abofeteó por negarle el uso de la tribuna. El polémico presidente del Senado ni las manos metió.
Genio y figura hasta la sepultura -reza el refrán-, al final Noroña anunció que solicitará el desafuero de Alito.
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