La Barriada/Martín Aguilar/El que pega primero, pega dos veces

Lo que le sigue de enchilados andan los dirigentes priistas de la capital, luego de la salida de su ahora excompañero, Carlos Joaquín Fernández Tinoco, quien la semana pasada abandonó la bancada que, en 2021, lo llevó al Congreso de la Ciudad de México.

 

El hoy ex priista argumentó que no coincidía con la línea de su partido, y que no lo dejaban participar en los debates legislativos de Donceles, lo que ya no estaba dispuesto a tolerar.

 

Aunque dijo que había tenido ofertas, incluso de Morena para brincar a esa bancada, Fernández Tinoco aseguró que optó por mantenerse como diputado sin partido, aunque todo mundo sabe que se coordinará con el PRD.

 

Esto no cayó nada bien al interior del tricolor, donde Israel Betanzos, incluso, pidió explicaciones a la presidenta del PRD, Nora Arias, con quien se reúne casi todos los días para tratar lo del tema de la alianza opositora.

 

Tras discutir el asunto, quedó claro que el movimiento se dio exclusivamente en el ámbito de Donceles; que fue una jugada entre diputados y que las dirigencias de los partidos nada tuvieron que ver.

 

Los tricolores no quedaron nada conformes y aseguraron que, si bien no tienen bronca con el sol azteca, se reservan su derecho sobre los tratos que pudieran plantearse en Donceles con la bancada amarilla, a la que culpan de esa jugada.

 

Su coraje es mayor porque se trata de un partido aliado en la oposición, y dicen que no se vale pisarse los cayos entre los del mismo equipo, pues los únicos ganones son los de la 4T.

 

Los priistas no sólo culpan a Víctor Hugo Lobo, coordinador de la bancada perredista, sino también al vicecoordinador, Jorge Gaviño de cranear la jugada. Afirman que entre los dos concretaron el brinco de Fernández Tinoco.

 

Aunque el asunto no causará la ruptura de la alianza opositora en la CDMX, en el equipo del PRI dicen que quienes armaron esto se tendrán que acordar de ellos cuando llegue la decisión para 2024.

 

Y no es que el hoy exlegislador priista represente gran pérdida para el partido, pues llegó al cargo como plurinominal y carece de grupo o territorio. El tema es que el ataque vino de los aliados, no del enemigo.

 

Si Fernández Tinoco se hubiera ido a Morena, se entendería la jugada del partido oficial para tener seguro un voto más, por si se llegara a ocuparlo para un tema donde se necesite la mayoría calificada.

 

Hasta el momento, ni Lobo ni Gaviño han reconocido haber sido ellos quienes animaron a su colega a abandonar su bancada. Y menos que se integrará al sol azteca, aunque más de uno tiene serias dudas.

 

Y es que, aunque hubiera querido, por reglamento, Fernández Tinoco no habría podido integrarse ya a ninguna bancada, y tiene que mantenerse como diputado sin partido el resto de la legislatura. 


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