Las redes sociales se inundaron de cuestionamientos, al sólo conocer el nombre del funcionario mencionado.
En su momento, el subsecretario de Salud, durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, fue motejado como el "Doctor Muerte".
López-Gatell, se encuentra asociado a la peor crisis de salud que haya enfrentado nuestro país, y el mundo en las últimas décadas.
En ningún momento se le fincaron responsabilidades, por la negligencia que llevó a las 800 mil muertes en exceso por la pandemia de Covid-19.
Artífice de una fallida estrategia anticovid, el funcionario –despedido por el gobierno de Felipe Calderón- aconsejó al entonces presidente López Obrador.
La inexistente estrategia fue observada desde diversas naciones, como rechazar el uso de cubrebocas.
Además, de retrasar la vacunación para la infancia y la falta de pruebas durante los peores momentos de propagación del mortal virus.
Incluso aplaudió la irresponsable expresión de López Obrador, quien dijo que su fuerza era moral más no de contagio.
Durante esa época se registró la peor caída en la cobertura de vacunación infantil de VPH, sarampión y tuberculosis.
También propició la cancelación de las Normas Oficiales para el cáncer, diabetes y otras enfermedades.
Hubo opacidad en las cifras de decesos, desabasto de medicamentos en instituciones públicas y la destrucción del Seguro Popular.
En materia política, Lopez-Gatell, tuvo enfrentamientos con la entonces jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum.
Fue tal la soberbia del funcionario que llegó a aspirar a la candidatura para jefe de gobierno. Pero no le alcanzó ni para una curul.
En consecuencia, resulta extraña la propuesta de su designación, a grado tal que el propio Gerardo Fernández Noroña dijo desconocerla.
La facultad para designar embajadores o representantes ante los organismos internacionales, es competencia de quien detenta el Poder Ejecutivo.
Al Senado de la República le compete someter a discusión su eventual ratificación o rechazo.
El caso es que este tipo de nombramientos, siempre han sido polémicos, puesto que se usan como premio o exilio cuando se quiere mantener lejos del México a un personaje indeseado o repudiado.
Lo grave del caso que se menciona es que López-Gatell llegaría a la OMS como un funcionario severamente cuestionado.
Y por si a este gobierno le faltara abrir flancos, éste es otro de esos, ante un organismo de talla y prestigio internacional.
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