Madres buscadoras se internan en las profundidades del Ajusco

Martín Aguilar

 

La búsqueda de desaparecidos en el Ajusco, al sur de la Ciudad de México, no cesa. La esperanza de hallar a un familiar desaparecido en esta zona, que abarca una superficie de alrededor de 920 hectáreas, impulsa a las familias a adentrarse en la exploración de barrancas y zonas boscosas, de las cuales emana mucho misterio. En el último rastreo se hallaron decenas de osamentas, ropa, calzado, entre otros utensilios de hombre y mujer.

 

Las "Madres Buscadoras" o colectivos de búsqueda señalan que esta zona ha sido identificada como un lugar donde se han hallado restos óseos y cuerpos, por lo que se ha convertido en un escenario de exploraciones constantes, en muchas ocasiones con el apoyo de voluntarios y, en menor medida, de las autoridades, a quienes las madres con frecuencia reclaman por la falta de recursos y personal.

 

Las búsquedas no son sencillas, ellas las realizan a pesar de las condiciones difíciles del terreno y el clima, impulsadas por la esperanza de encontrar los restos de sus familiares y darles sepultura.

 

Tal es el caso de la señora Irma Lucía, quien ha buscado a su hijo Rodrigo Ricardo N. durante seis años. Ha caminado y buscado incesantemente en el Parque Nacional del Ajusco junto con su esposo, su otro descendiente y su nuera. La unión familiar los ha hecho fuertes para afrontar el trago amargo de no saber dónde está este joven, quien tras su desaparición contaba con 25 años de edad.

 

"Desapareció el 28 de septiembre de 2019, aquí en el Paraje Las Cruces, iba rumbo a Chalma (Estado de México). Todos regresan, menos él. Entonces cuando yo bajo a Santo Tomás (Ajusco) empiezo a buscarlo y fue el 1 de octubre, casi a los dos días", narra la madre, quien refleja en su rostro optimismo, pero a la vez cansancio.

 

En aquella época, el Ministerio Público de la entonces Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJ-CDMX) tuvo una respuesta tajante ante la incertidumbre de la madre buscadora, ya que le dijo que debían pasar 72 horas para que realizara su denuncia; demasiado tiempo que era vital para comenzar con el rastreo de Rodrigo, pero tuvo que aguantar ante la apatía de las autoridades.

 

La señora Irma platica que también solicitó que "subieran bomberos y alpinistas", pero las autoridades le indicaron que el personal de la extinta Comisión de Recursos Naturales (Corena) eran los encargados de reportar situaciones de extravío, pero la realidad es que ni ellos sabían de esta desaparición. Tuvo que lidiar con la desigualdad y la falta de empatía.

 

Fue hasta el 2023 cuando se dio la primera búsqueda en campo de manera oficial, después de la llegada de un funcionario a quien reconoce como Enrique Ocampo, de la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas de la CDMX, pero tres años atrás "caminaron solitos" sin que ninguna corporación de la capital del país los apoyara.

 

Irma Lucía revela que hoy en día, la situación de las búsquedas ha dado un giro debido a que los encargados de estas situaciones las han hecho con más humanidad y entendimiento, ya que un familiar que atraviesa por esta complejidad entra en un estado de dolor, incertidumbre y trauma psicológico profundo que transforma radicalmente su vida.

 

"Ahora ya hay más posibilidad de encontrarlos porque ya está la búsqueda inmediata. Ya no te dicen (las autoridades) espérense 72 horas. Ya la denuncia es luego luego, nomás que sí nos falta más que pongan más cámaras que la verdad se vean más claras porque luego cuando vamos al C5 se ven borrosas o nos dicen ya pasaron tres días ya se borraron", comenta la madre buscadora, quien viste una playera blanca con la imagen de Jesús crucificado y a un costado la foto de Rodrigo Ricardo.

 

Cubriéndose con un sombrero por los intensos rayos del sol y portando unos guantes, Irma emite una solicitud a las autoridades capitalinas para que pongan "cámaras vía satelital" porque, a decir de ella, por la zona del Ajusco pasan cientos de peregrinos y se ha convertido en una ruta peligrosa. Afirma que hay jóvenes desaparecidos, pero las familias de estos optan por no denunciar y olvidarse de que se perdieron.

 

Sin embargo, otra de las problemáticas a las que ha tenido que enfrentarse la madre buscadora es a la indolencia de las personas que venían con Rodrigo, ya que tras su desaparición solo argumentaron a la Policía que su amigo se sintió mal de regreso y pidió que se adelantaran y lo dejaran en un paraje hasta que pasara su malestar.

 

"A mí no me cabe cómo todos regresan y menos él, cómo desaparece y luego cuando los mandan a traer todos se amparan… todos ¿por qué no quieren hablar? Yo no quiero nada en contra de ellos, nada más quiero que me digan dónde me lo dejaron o a dónde se quedó, que ellos me señalen, pero no… ni eso. La cuestión de que con los que se fue son vecinos", precisa.

 

Colectivos como "Una Luz en el Camino" aseguran que existen más de 300 reportes de personas desaparecidas en la zona del Ajusco desde el año 2017 hasta la fecha. De acuerdo con registros oficiales, la alcaldía Tlalpan acumula un número significativo de desapariciones en la Ciudad de México. Algunos reportes indican que esta demarcación tenía alrededor de 342 a 360 personas desaparecidas y no localizadas hasta septiembre de 2025.

 

Por ahora, las autoridades capitalinas han mapeado la zona serrana e identificado patrones de desaparición y posibles cementerios clandestinos. Recientemente se han anunciado nuevas jornadas de búsqueda y medidas de seguridad en la región. 


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