Le rinden homenaje a Silvia Pinal en su última morada, El Palacio de Bellas Artes

Rebeca Marín

El Palacio de Bellas Artes fue el escenario donde se dio el último adiós a la primera actriz Silvia Pinal Hidalgo el día de hoy, sábado 30 de noviembre de 2024, con un homenaje de cuerpo presente.

 

Reconocida como una gran artista a nivel nacional e internacional, su familia, el público, amigos y compañeros del medio artístico la despidieron con fuertes aplausos, ovaciones y emotivos mensajes.

La secretaria de Cultura del Gobierno de México, Claudia Curiel de Icaza, afirmó: "Es un honor rendir homenaje a una mujer que el pueblo de México recordará con orgullo y dignidad. Aquella que construyó un puente entre la ficción y la realidad del país, cuyos personajes rompieron con los estereotipos que dominaron una época; al mostrarse insumisas, irreverentes, sensuales y desafiantes, las mujeres que Silvia Pinal reveló en las pantallas fueron testimonio vivo del parteaguas entre dos tiempos.

"Abrazo con cariño a Silvia, Alejandra, Luis Enrique, a toda su familia y estoy segura que el corazón de los mexicanos está hoy con ustedes, con toda la familia Pinal".

Y agregó: "Mujer mexicana, ejemplo de persistencia. Silvia, tú nos enseñaste a mirar a las mujeres, sus problemas, sus ambiciones y preguntas, su dolor. Que tu nombre sea sinónimo de éxito, que el mundo sea testigo de tu imborrable huella que hoy brilla con más fulgor".

Su hija Silvia Pasquel, a nombre de la familia, agradeció al público, amigos, familiares e instituciones, el hacer este homenaje a su madre y despedirla con tanto afecto en el Palacio de Bellas Artes, el máximo recinto del arte y cultura en nuestro país.

"Agradezco todas las muestras de cariño; sus palabras en este momento tan doloroso son un bálsamo. Dolor, porque duele mucho perder no nada más a la diva más grande de este país, dolor que todos los que la admiran, la quieren y respetan compartimos".

A su vez, Alejandra Guzmán habló de la grandeza artística de su madre y de la unión de la familia en estos momentos, y agregó: "Creo que nunca nadie podrá acercarse a todo lo que ella logró, a esa lucha, esa entrega, ese profesionalismo y ese amor que le tuvo a todo su público".

Desde temprana hora, el público hizo fila para ingresar al palacio de mármol y despedirse de la última gran diva del cine mexicano. Con fotografías y pancartas con mensajes de cariño y admiración, las personas rindieron homenaje al pasar frente al féretro que permaneció hasta las 13:00 h.

 

Hubo flores blancas, rehiletes; porras y vítores se escucharon desde la Alameda Central, mientras en el recinto sonaban canciones como Amor eterno, Alma mía y Nos volveremos a encontrar. Para terminar, el Mariachi Real de Jalisco interpretó Las golondrinas, pieza con la que se dio el último adiós.

 

A muy corta edad, Silvia Pinal sintió atracción por el ambiente artístico e intentó ser cantante de ópera, lo que la condujo a tomar clases y participar en Las hijas de Cádiz y en Madame Butterfly.

 

Su incursión en un concurso de belleza la llevó a conocer a los actores Rubén Rojo y Manolo Fábregas, quienes la impulsaron a ingresar en la Escuela de Actuación del INBAL, época en la cual fue alumna de Carlos Pellicer, Salvador Novo y Xavier Villaurrutia.

 

Tras debutar en comedias radiofónicas, la novel actriz interpretó distintos papeles a principio de los años cincuenta durante la llamada Época de Oro del cine mexicano. Su capacidad polifacética la condujo a ser elegida para participar en comedias cinematográficas, como El rey del barrio y La marca del zorrillo, al lado de Germán Valdés Tin Tan; en la cinta Un rincón cerca del cielo compartió crédito con Pedro Infante, así como en Puerta, joven, al lado de Mario Moreno Cantinflas.

 

Silvia Pinal se desempeñó como actriz de diversos géneros, en múltiples escenarios y con elencos de actores tanto mexicanos como extranjeros, bajo la conducción de destacados creadores, incluido Héctor Mendoza, quien la dirigió en Ana Karenina.

 

Diego Rivera la inmortalizó en un retrato de cuerpo entero, mientras que Ricardo Ponzanelli esculpió su imagen y Luis Buñuel la consagró en el séptimo arte con una trilogía (Viridiana, El ángel exterminador y Simón del desierto).

Su amplia y destacada incursión en radio, cine, teatro y televisión la hizo merecedora de innumerables reconocimientos, entre ellos el premio Ariel por su actuación en las cintas La dulce enemiga y Locura pasional, mientras que en el rubro de mejor coactuación en la película Un rincón cerca del cielo. Recibió el Ariel de Oro en 2008.

 

Su popularidad se extendió a otros países: en España filmó cuatro cintas, en Italia llegó a producir y protagonizar una película, además de participar en coproducciones en Brasil y Chile.

 

Pionera de la comedia musical en México, en 1958 participó en Ring, Ring llama el amor, que se presentó en el Teatro del Bosque, montaje al que le siguieron Mame y Hello Dolly con su actuación en los papeles protagónicos.

 



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