Vecinos de la colonia Guerrero exigen retirar campamento “4:20” de la Glorieta de Bolívar

Martín Aguilar

 

La colonia Guerrero vive días de tensión desde que el campamento pro-cannabis "4:20" fue reubicado de las inmediaciones del Metro Hidalgo a la Glorieta de Bolívar, ahora llamada Glorieta Violeta.

 

Lo que, según el gobierno, sería un espacio de consumo "regulado y seguro" para usuarios de marihuana, los vecinos lo describen como un punto de venta de drogas, inseguridad y degradación del espacio público.

 

Mónica García, vecina de la zona, se paró frente a un grupo de reporteros y dijo: "Estamos protestando en contra de la reubicación del campamento '4:20' que lo pusieron aquí, en la glorieta de Bolívar. Este era un espacio de recreación para nosotros, donde paseábamos a nuestros perritos y jugaban los niños."

 

"Es increíble cómo este gobierno está permitiendo la venta de diferentes estupefacientes. No solo venden marihuana; ayer a un oficinista le ofrecieron cocaína y otras drogas. A una vecina la amenazaron de muerte."

 

Los vecinos afirman tener videos y fotos que muestran a personas defecando, traficando e incluso teniendo relaciones sexuales en la vía pública.

 

"Ya no podemos ni respirar tranquilos —asegura Mónica—. Nos duele la cabeza, tenemos náuseas por inhalar lo que consumen. Clara Brugada, escucha a tus vecinos. Nunca nos consultaste, no mientas. No los queremos aquí."

 

La glorieta está rodeada de viviendas, negocios y varias escuelas que por ahora, las vacaciones han evitado que los estudiantes estén expuestos, pero los vecinos temen lo que ocurrirá en el regreso a clases.

 

"¿Qué vamos a hacer cuando los niños pasen y vean gente fumando marihuana, vendiendo drogas o haciendo sus necesidades en la calle?", cuestiona otra habitante. "No vamos a esperar a que algo grave pase para actuar."

 

Nos dan largas… y anuncian esto como si fuera un beneficio

 

Los colonos dicen que se han reunido con el gobierno de la ciudad, pero solo reciben promesas sin resultados.

 

Critican que la reubicación se haya presentado como un logro social, cuando para ellos significa perder seguridad y calidad de vida.

 

En las asambleas comunitarias se han propuesto posibles reubicaciones, como Chapultepec o incluso frente al Senado de la República, lugares donde el campamento podría operar bajo mayor control y lejos de escuelas y zonas residenciales.

 

Mientras tanto, el campamento sigue activo, con presencia intermitente de la policía y con el descontento vecinal creciendo cada día.

 

Lo que empezó como un movimiento por la regulación del cannabis se ha convertido en un debate sobre dónde termina la libertad individual y dónde empieza el derecho de una comunidad a vivir segura y libre de violencia.

 

Por ahora, la Glorieta de Bolívar sigue siendo el epicentro de esa disputa… y un símbolo del choque entre políticas públicas y la voz de los vecinos. 


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