Nancy Grajeda
Este sábado 25 de octubre, el Movimiento Antorchista en Tláhuac realizó un Festival Cultural de Protesta, denominado por el derecho a la vivienda. Este evento reunió a más de 4 mil antorchistas provenientes de las distintas colonias de esta demarcación, que simpatizan con los ideales de esta organización social, fundada desde hace más de cinco décadas, como respuesta a una necesidad en el país de contar con una estructura que defendiera las causas más nobles y urgentes de la clase trabajadora.
A esta magna concentración se dieron cita los miembros del Comité Estatal capitalino, presidido por la Arquitecta Gloria Brito Nájera, mujer abnegada, que ha puesto su inteligencia al servicio de las clases más desprotegidas del país.
Esta protesta dio inicio con una caravana cultural, en donde se vio desfilar a los grupos artísticos del Movimiento Antorchista en la capital del país, que engalanaron con su arte este desfile, observado por una parte de la sociedad tlahuaquense, que se detenía a su paso para contemplar los coloridos vestuarios.
Es importante resaltar que a simple vista, esta caravana cultural de protesta podría parecer un acto más de inconformidad social, como los que mis compañeros de Tláhuac han venido realizando, como fue la asistencia a la mañanera de la presidenta Claudia Sheinbaum, entre otras tantas acciones, reacción por la cerrazón de la alcaldesa Berenice Hernández, quien se niega a que familias humildes de Tláhuac puedan contar con una vivienda, a pesar de que este es un derecho constitucional que debería ser respetado por los personajes de la política, y en este caso, por la propia edil morenista, que sufre de una dosis elevada de soberbia, y esto lo demuestra al mostrar el desprecio a las necesidades del pueblo trabajador.
Desde hace meses, las familias organizadas en el Movimiento Antorchista han gestionado ante las autoridades del Gobierno capitalino y del Instituto de Vivienda de la Ciudad de México (INVI) la posibilidad de adquirir un predio para construir vivienda de interés social. Se trata de un proyecto viable, sustentado, con financiamiento, y que beneficiaría a quienes más lo necesitan. No se pide un regalo, sino una oportunidad justa: la posibilidad de acceder a una casa a crédito, pagada con esfuerzo y trabajo. Sin embargo, la alcaldesa Hernández Calderón se ha negado rotundamente a otorgar el permiso necesario para que el INVI pueda intervenir.
Esta negativa no tiene justificación técnica ni legal, sino que es un acto político y clasista. Mientras en Tláhuac florecen los permisos para construir residencias de lujo, conjuntos habitacionales exclusivos y desarrollos que consumen enormes cantidades de servicios públicos, a los pobres se les niega lo más básico: un techo. Esa es la realidad que el Movimiento Antorchista ha decidido denunciar, no con violencia, sino con cultura y arte.
Ante estas circunstancias, que están obligando a casi 500 familias a vivir en un predio, con condiciones de vida muy difíciles y con el riesgo latente de inundarse, como ya ocurrió en este periodo, Antorcha organizó este Festival Cultural de Protesta, con la presencia de una gran multitud de tlahuaquenses no como una simple muestra artística, aunque esto también vale mucho, sino con el objetivo primordial de recordar que la cultura también es una herramienta de lucha del pueblo, un medio para visibilizar la injusticia y una forma para recordar que el arte también es un arma contra la desigualdad.
Porque Antorcha ha demostrado, a lo largo de tantos años que la organización popular puede transformar la realidad cuando se lucha con constancia y disciplina, pues gracias a esta lucha emprendida por Antorcha a lo largo y ancho del país, se han conquistado escuelas, hospitales, caminos, servicios públicos, vivienda, entre otras muchas cosas, que han logrado cambiar sustancialmente la calidad de vida de miles de mexicanos.
Sin embargo, toda esta historia de éxito contrasta hoy con la indiferencia y cerrazón de la alcaldesa de Tláhuac Berenice Hernández, quien se niega rotundamente a que los humildes aspiren a contar con una vivienda y en cambio, recalco, que sí autoriza que los más ricos edifiquen residencias de lujo, con todos los servicios incluidos, a pesar de que ha repetido como loro que si ella se opone al proyecto de vivienda antorchista es porque en esta demarcación existe carencia de servicios básicos, como el agua potable, siendo que para las residencias citadas el abasto de agua se encuentra garantizada.
Y esto solamente se explica conque la edil morenista parece haber olvidado sus dichos de campaña, cuando se comprometió a servir al pueblo, no a los intereses económicos de la clase pudiente. Y sin mayor empacho busca a toda costa frenar un proyecto de vivienda justo y por el que se ha luchado por mucho tiempo.
Esta situación sólo obliga a los antorchistas a mantener firme, pues no permitiremos que la vivienda, que debería ser un derecho garantizado, sea convertida en un privilegio al alcance de pocos, pues, mientras las familias trabajadoras sobreviven pagando rentas cada vez más altas o viviendo en condiciones precarias, los gobiernos destinan recursos y permisos a proyectos que benefician a los grandes constructores,
Resulta incomprensible que un gobierno que se dice progresista actúe con tal insensibilidad, cuando se prometió justicia social, atención a los pobres y un cambio profundo en la forma de hacer política. Pero en los hechos, la realidad es otra: promesas incumplidas, desprecio por las organizaciones populares y una actitud soberbia ante las demandas ciudadanas, y aunado a todo esto, en lugar de dialogar con el pueblo organizado, lo atacan y tratan de desprestigiar su lucha.
Sin embargo, que a nadie le quede la duda que Antorcha con el pueblo organizado y consciente seguirá en pie, luchando, protestando, creando arte y levantando la voz para hacer valer nuestros derechos.
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