Rebeca Marín
Hoy estamos en un momento decisivo: la incertidumbre económica, la falta de certeza jurídica y los desafíos que enfrentamos cada día, nos llaman a unirnos con un propósito claro: reafirmar y fortalecer el diálogo social como la piedra angular para el desarrollo de México.
Hace 30 años, COPARMEX y la CTM, construyeron la Nueva Cultura Laboral que generó paz laboral, estabilidad y un país más justo.
Hoy, enfrentamos la desaceleración económica, la pérdida de empleos y la falta de confianza para invertir.
¡Pero hoy, más que nunca, tenemos una oportunidad única!
La histórica alianza entre empleadores y sindicatos de trabajadores, que comenzó con nuestra resistencia a la Ley del Infonavit, dio un paso significativo el pasado lunes en un gran encuentro entre sindicatos y empresarios, firmamos un memorando para crear el Consejo Nacional Social, Económico y Ambiental.
Con este acto dimos una clara muestra de que lo que hemos llamado el binomio que hace fuerte a México —la colaboración entre empleadores y sindicatos— está más vigente que nunca y es fundamental para impulsar el desarrollo de nuestro país.
Ha llegado el momento de que este esfuerzo se replique a nivel nacional: a lo largo y ancho del país.
Es por esto que, acompañado de las Presidentas y Presidentes de nuestros 71 Centros Empresariales en todo México, convoco a nuestros socios y a todos los empresarios de nuestro país para que se sumen a la convocatoria del Consejo Nacional Social, Económico y Ambiental, y que repliquen y expandan este ejercicio de diálogo social en sus propios estados, con los representantes sindicales de sus territorios.
El diálogo social no solo soluciona conflictos, genera desarrollo: construye consensos. Nos permite diseñar políticas públicas, fomentar la inversión, crear empleos formales y proteger a las familias mexicanas.
Y en el centro de ese esfuerzo debe estar el corazón productivo de México: las micro, pequeñas y medianas empresas. Las MiPyMEs no son una categoría estadística: son el alma del empleo, el motor de nuestras comunidades y el primer peldaño hacia el bienestar de millones de familias. Defenderlas, impulsarlas y generar condiciones para que prosperen no es un compromiso simbólico: es una prioridad estratégica.
Si nuestros pequeños negocios no son fuertes no hay país competitivo, ni desarrollo con justicia. Cada política que impulsemos, cada espacio de diálogo social que promovamos debe tener como brújula el fortalecimiento de estas empresas que le dan vida a México.
Queremos incidir en la toma de decisiones del gobierno federal, pero también en los gobiernos de los estados y de los municipios.
Es por eso, que les hago un llamado: a cada Centro Empresarial, a cada líder local, que debe actuar ahora. Propongan, faciliten y conduzcan encuentros de diálogo en sus estados con los representantes sindicales. Repliquemos este ejercicio.
Hagamos de ello una práctica permanente que trascienda lo protocolario y genere cambios reales.
México requiere liderazgos en todos los niveles. La inversión extranjera, la tecnología, la inteligencia artificial, el cambio climático y la situación internacional nos retan día a día. Solo en unidad y en decisiones conjuntas podremos enfrentar estos desafíos y salir fortalecidos.
A todos los líderes sindicales, a las organizaciones, a las empresas, a la ciudadanía les digo con orgullo: ¡México puede y debe avanzar en un diálogo que construya puentes, que genere confianza y que priorice el bienestar de todos!
Hoy hacemos historia de nuevo. La historia de un México que sabe escuchar, que sabe negociar y que, con responsabilidad ciudadana, enfrentará su futuro.
¡Unamos fuerzas, construyamos puentes en cada estado y hagamos del diálogo social la ruta hacia un país más justo, más próspero, más competitivo y más unido!
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