Martín Aguilar
A pesar de que el flujo migratorio ha disminuido drásticamente en los últimos meses en la frontera México-Estados Unidos, se ha observado desde el lado mexicano que justo en el bordo del río Bravo, la Guardia Nacional de Texas ha seguido instalando barricadas de púas en la línea divisoria entre ambos países, lo que supone un riesgo para los migrantes.
La medida responde a una orden del gobierno de Donald Trump, que declaró la línea divisoria como zona militar.
Ante ello, activistas y organizaciones de derechos humanos mexicanas han expresado su preocupación por esta creciente militarización, advirtiendo que podría poner en mayor riesgo a las personas en situación de movilidad en la frontera.
El pastor Juan Fierro García, director del albergue Buen Samaritano en Ciudad Juárez, alertó este miércoles sobre las consecuencias que esta decisión podría tener en la seguridad de los migrantes.
"Los que día con día estamos viendo desde este periodo presidencial que se dio a partir de enero (con Trump) hemos visto que hay cada vez más obstáculos y más vigilancia de la patrulla fronteriza, de los militares que se encuentran, de la Guardia Nacional de Estados Unidos y la Guardia Nacional de México", comentó.
Según el líder religioso, la constante vigilancia ha obligado a los migrantes a buscar alternativas más peligrosas para cruzar la frontera " y por lo tanto se ponen más en riesgo estas personas porque muchos de ellos tienen que buscar, ahora sí, al "coyote" para poder cruzar" afirmó.
Fierro explicó que muchas personas en movilidad son víctimas de engaños por parte de los traficantes de personas y advirtió que las nuevas condiciones en la frontera podrían llevar a los migrantes a enfrentar consecuencias legales sin tener conocimiento de las normas.
"Entonces estas personas pueden llegar a cruzar esta línea ya militarizada y quizás le traiga alguna condena o algún juicio para ellos y puedan ir a prisión por algún tiempo", expuso.
Además, dijo que para los migrantes la situación "es peligrosa y dura porque no saben exactamente lo que están violando, sin embargo se les va a aplicar la ley".
Desde su experiencia diaria en el albergue, Fierro aseguró que muchos migrantes buscan simplemente una mejor vida "buscan es un bienestar para su familia, hombres que quieren cruzar para poder juntar dinero y enviarle a su familia o familias que quieren cruzar para sobrevivir".
Señaló que estas medidas están provocando desplazamientos hacia otras zonas fronterizas del país y el fenómeno no solo afecta a los migrantes, sino también a quienes operan redes de tráfico de personas.
"Por la presión y los obstáculos que se están dando se puedan también mover hacia otro lugar los que trabajan como 'coyotes' (traficantes) y ese movimiento podría extender el problema a otras regiones", apuntó.
Fierro consideró que esta estrategia de seguridad puede tener consecuencias más amplias para el país.
"Esto cada día viene a complicar la situación fronteriza de México. ¿Por qué? Porque hay muchas fronteras a lo largo del norte de México y cada frontera tiene sus situaciones muy específicas" concluyó.
El endurecimiento de las políticas migratorias en la franja fronteriza, donde México envió a al menos diez mil agentes de la Guardia Nacional para combatir el tráfico de drogas y migrantes, fue parte de un acuerdo con el presidente Trump para retrasar los aranceles, mientras que en la frontera sur hay operativos para detener a personas sin documentos.
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