De acuerdo al reporte de México Elige, la calificación nacional de los principales cargos públicos, arroja datos interesantes.
La presidenta Claudia Sheinbaum, se ubica como la mejor calificada de todos los puestos públicos de la República.
Según el estudio, el segundo cargo con mejor calificación después de Sheinbaum, es del secretario de Seguridad, Omar García Harfuch.
Una responsabilidad que nada tiene que ver con cuestiones políticas, ocupa el tercer sitio; se trata de la gobernadora del Banco de México, Victoria Rodríguez Ceja.
En cuarto sitio se ubica un funcionario que ha estado en la primera línea del servicio público desde hace por lo menos 35 años.
Se trata del actual secretario de Economía, Marcelo Ebrard, quien desde la época de la regencia de la Ciudad de México, forjó una sólida amistad con Andrés Manuel López Obrador.
Como secretario de Gobierno con Manuel Camacho Solís, Ebrard fue el responsable de negociar levantar el plantón que sostenía en esa época López Obrador.
El secretario de Marina, Raymundo Morales, se ubica por debajo de Ebrard; luego, en sexto sitio el canciller, Juan Ramón de la Fuente, a quién le ha faltado oficio, frente a la crisis en la relación con Estados Unidos.
Lo anterior en cuanto a los mejor calificados en el gabinete presidencial. Pero hay otro paquete de funcionarios, líderes o legisladores que poco o nada aportan, pues se ubican entre los más impopulares, conflictivos y difíciles para el diálogo.
El primer sitio se lo gana, el secretario de Educación Pública, Mario Delgado, campeón en el fracaso de las negociaciones con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Lo sigue muy de cerca, Ricardo Monreal, el líder de los diputados federales, quien posee la habilidad de ubicarse en críticas situaciones y remar contra manera al interior de su partido.
En ese cuadro también está el fiscal general de la República, Alejandro Gertz, quien se encuentra grave de salud, según difundió el columnista Salvador García Soto.
Adán Augusto López, coordinador de Morena en el Senado, es otro de los políticos que no goza de buena popularidad.
Populares e impopulares, una mezcla de funcionarios con dificultades para amalgamar unidad, disciplina y responsabilidad ante las sistemáticas crisis.
¿Urgen cambios en el gabinete presidencial? Solo Sheinbaum y nadie más puede hacerlo, pese a la sombra del político de Tabasco.
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