El momento que vive la República, es crucial, con diferentes flancos abiertos y sin vislumbrar una salida ordenada e institucional.
La elección judicial, lejos de ser festejada, ha sido cuestionada de principio a fin, más lo que falta.
Son demoledores los señalamientos, toda vez que se abstuvieron de votar 85 millones 444 mil 024 electores.
El listado nominal fue de 97 millones 917 mil 324 ciudadanos, de los cuales sólo participaron 12 millones 473 mil 300 personas.
A esas cifras hay que sumarle 1 millón 358 mil 343 votos anulados y 1 millón 517 mil 015 en blanco.
La suma de votos anulados y en blanco, más la abrumadora abstención, alcanza los 88 millones 319 mil 381 votos.
Todo lo anterior reduce el porcentaje de participación a 9.81%, pero si a esto se le restan los acarreados con acordeón, la estimación es del 7%.
Sin embargo, de acuerdo al análisis de la Carpeta Púrpura de Yuri Serbolov, la participación real de los ciudadanos libres y bien informados fue del 3%.
Es decir que en prácticamente nada influyó la reaparición pública del ex presidente Andrés Manuel López Obrador.
Tal vez el ex mandatario evitó que el fracaso fuese aún más monumental. Pero ahí están los datos duros.
El oriundo de Macuspana dejó en el ambiente político un tufo de ser quien define o inclina la balanza en el poder.
Para ser más claros y directos, López Obrador evidenció que maneja los hilos del poder político en el país.
Ejemplo de ello, fue la futura conformación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), donde quedará como presidente Hugo Aguilar Ortiz, allegado al tabasqueño.
De hecho la composición del máximo tribunal será de alto riesgo para la presidenta Claudia Sheinbaum, pues ninguno de sus futuros integrantes es cercano a ella.
La mayoría tiene cercanía con López Obrador, como Lenia Batres, Yasmín Esquivel, Loretta Ortiz y María Estela Ríos González.
En resumidas cuentas, Andrés Manuel colonizó el Poder Judicial, y podrá decidir todo lo que ahí suceda desde las penumbras de su incierta residencia.
Otro flanco abierto, fueron las divisiones y disputas al interior del partido Morena y la clase gobernante.
La otra elección, la de Durango y Veracruz también dejó un saldo negativo para el gobierno de Sheinbaum.
Se le interpuso el hijo de López Obrador, el apodado Andy López Beltrán, pero con pésimos resultados. Falló como operador.
Hay otras crisis recurrentes, pero las políticas del momento son las descritas.
0 comments:
Publicar un comentario