Martín Aguilar
El 18 de enero de 2019 en Tlahuelilpan, en el estado de Hidalgo, la explosión de una toma clandestina provocó la muerte de 138 personas. A seis años del incidente, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) alerta que el robo de combustible sigue en aumento.
Días previos antes de la tragedia de 2019, Pemex detectó tres tomas ilegales en el ducto que atraviesa Tlahuelilpan.
De acuerdo con el Informe Especial de Tlahuelilpan, Hidalgo es la entidad federativa con mayor número de carpetas de investigación iniciadas por el delito de huachicoleo.
Además, reportes anuales del Observatorio Ciudadano IGAVIM muestran que en 2018, y con poco más de dos mil puntos de extracción de combustible, el estado de Hidalgo pasó del quinto al primer lugar nacional y ahí se ha mantenido.
La CNDH destaca que, de acuerdo con datos de la Fiscalía General de la República (FGR), del 1 de diciembre de 2018 al 30 de abril de 2022 en el estado se tiene un total de 4 mil 798 carpetas de investigación por robo de combustible y han sido localizadas 10 mil 214 tomas clandestinas.
Además, se destaca que un total de 3 millones 280 mil 169 litros de hidrocarburo fueron asegurados, así como 181 mil 237 litros de gas LP.
Tan solo en 2021 y debido al robo de combustible, Petróleos Mexicanos (Pemex) tuvo pérdidas que ascendieron a mil 900 millones de pesos, mientras que en 2022 aumentó a 5 mil 599.87 millones de pesos.
Pese a ello, la CNDH sostiene que Pemex no ha diseñado un plan integral ni mecanismos efectivos para prevenir, detectar o reducir el robo de hidrocarburos.
"Por el incremento de tomas clandestinas, Pemex debe incrementar sus recursos humanos y materiales para prevenir estas prácticas así como para reforzar la vigilancia de los ductos", dice el informe.
Asimismo, la Comisión urge a la petrolera a "promover una capacitación de su personal, donde se consideren los escenarios que enfrentan al momento de dar mantenimientos a sus ductos, clausurar tomas ilegales y la cada vez más constante presencia de población en recolección del hidrocarburo".
La falta de protocolos para disminuir el robo de combustibles no es la única tarea pendiente del Estado mexicano con respecto a lo ocurrido en Tlahuelilpan.
La CNDH sostiene la falta de reparación del daño a víctimas y al medio ambiente que resultó contaminado tras la explosión de la toma clandestina.
En el informe se destaca que por lo menos 194 niñas, niños y adolescentes quedaron en situación de orfandad al fallecer uno de sus progenitores, por lo que se les debe garantizar su reconocimiento, reparación integral del daño y apoyo como víctimas indirectas.
Además, para la Comisión "resulta preocupante que ninguna autoridad de los tres niveles se ha acercado a la comunidad o a las familias para consultarlas sobre la recuperación del suelo o la realización de un memorial para las víctimas".
Otro aspecto que destaca la CNDH es la falta de acciones tras la contaminación ambiental que ocasionó la toma clandestina.
Tras la presencia de hidrocarburos, se alteran las características físicas, químicas y biológicas del suelo, lo que causa daños a la flora, fauna y a las comunidades en la zona, dice el informe.
La CNDH explica que está plenamente acreditado que, a raíz del derrame y el posterior incendio, el suelo y el agua en la zona están contaminados por sustancias químicas y que, hasta el momento, no se ha llevado a cabo la debida restauración y reparación del daño ambiental.
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