Fwd: Exijamos un Metro seguro


Nancy Grajeda

Los problemas  que enfrenta el Sistema Colectivo Metro (STC) son múltiples  y constantes, problemas que se vienen arrastrando desde hace varios años, y que, debido, sobre todo, a la falta de inversión pública  de las autoridades a su mantenimiento, estos han acrecentado, generando caos y que  los más de cinco millones de usuarios diarios de este medio de transporte corran un alto riesgo de perder no solamente su tiempo al querer trasladarse  a sus trabajos o escuelas, sino, incluso,   hasta su  vida.

 Y esto no es una exageración, pues para muestra basta un  botón: todos debemos recordar los accidentes mortales que han ocurrido en el metro, que han dejado como saldo decenas de fallecidos  y heridos de gravedad, el   más sangriento, el ocurrido en la Línea 12, la llamada Línea Dorada, inaugurada con bombo y platillo y  que al poco tiempo ya presentaba graves fallas, que en 2021 causaron la muerte de humildes trabajadores que viajaban en este transporte para poder llegar a sus hogares, deseos que no pudieron concretarse, pues sus vidas  fueron arrebatadas, 26 personas perdieron la vida, mientras que 80 resultaron heridas de gravedad; dos trenes del Metro chocaron el 10 de marzo de 2020 en la estación Tacubaya de la Línea 1, el saldo del accidente fue de 41 personas lesionadas y un hombre fallecido; el 9 de enero de 2021 ocurrió un incendio en el Centro de Control 1 del Metro, ubicado en la alcaldía Cuauhtémoc , en donde murió una mujer policía y resultaron lesionadas 30 personas, y cómo olvidar el choque en la Línea 3, el 7 de enero de 2023,  donde una estudiante de 18 años, de la UNAM, perdió la vida.

Al subir al metro el miedo se apodera de muchos de sus usuarios, que viven en la constante zozobra, preocupados por llegar a su destino sanos y salvos, pues el metro es epicentro de una serie de desperfectos que van desde inundaciones, humaredas, cortos circuitos, aglomeraciones debido a la lentitud y la frecuencia con la que pasan los convoyes, debido a fallas en su circulación, en fin, una letanía de problemas, que gobiernos van y vienen y no hay una visión clara para resolverlos.

Sobre todo, porque gran parte de esa solución radica en que se inviertan recursos para su mantenimiento, y esto parece ser algo que el gobierno morenista no está dispuesto a hacer, pues siente que es mucho, que no vale la pena generar un transporte eficiente y seguro   para que viaje la clase trabajadora. Para los pobres el ahorro de recursos, falta de inversión en obras que realmente sean apremiantes para los capitalinos de a pie, y para los ricos, recursos a manos llenas, pues todos sabemos los altos costos de los segundos pisos en el gobierno de López Obrador en la ciudad, sólo por citar un ejemplo, aunque existen muchos más, por esos segundos pisos indudablemente no transitan los pobres.  

El deterioro del metro es más que evidente, y un asunto muy serio, porque son millones de vidas las que dependen de este medio de transporte, de que funcione correctamente y de manera eficaz, usuarios no sólo de la Ciudad de México, sino de su zona conurbada, que todos los días salen de sus hogares para incorporarse a sus labores cotidianas de trabajo o estudio.

Entre 2018 y 2022, el Metro sufrió recortes en cifras reales de hasta 3,000 millones de pesos, pasando de unos 22,882 mdp en 2018 a cifras muy por debajo, alcanzando sólo entre 17,000 y 19,800 mdp en años posteriores. El mantenimiento y conservación de trenes e infraestructura sufrió recortes de hasta un 18.6 % en servicios de mantenimiento, según la Cuenta Pública capitalina.

Además, en 2020 el Metro ejerció 1,362 millones menos de lo aprobado, es decir, un subejercicio del 8.7 %, según datos oficiales. El sindicato del Metro también advirtió que para 2023 se requerían 3,500 mdp adicionales para dar mantenimiento a la mayoría de los trenes y evitar riesgos para los usuarios, pero no hubo respuesta de las autoridades.

A pesar de todos los hechos tan lamentables suscitados en el Metro, donde han perdido la vida seres humanos, no existe un compromiso firme de las autoridades capitalinas para realizar revisiones minuciosas y periódicas de todas líneas del STC para descartar anomalías, dejando a la buena de Dios la seguridad y la vida de sus usuarios.

 

Como podemos constatar con los presupuestos que se le asignan al STC que van a menos, la causa profunda de estas tragedias es la política de austeridad del gobierno en turno, que a pesar de que ya se cambió de individuo en la presidencia de la república, y en la capital del país, las malas prácticas siguen siendo las mismas: un total ahorcamiento a los más pobres para que resuelvan sus problemas como puedan y un total dispendio de recursos a los más ricos.

 

Así las cosas, en este país. A los mexicanos sólo nos dejan hacer un profundo análisis de estas políticas antipopulares, organizarnos y luchar para que las cosas realmente cambien, pues es bien sabido que sólo la unión hace la fuerza del pueblo. Exijamos un Metro seguro. 

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