Martín Aguilar
La vocación patrimonial y cultural del Centro Histórico de la Ciudad de México parece desdibujarse cada día más, ante el avance desordenado del comercio informal, la apropiación indebida del espacio público y una creciente sensación de abandono institucional. Locatarios, residentes y visitantes frecuentes denuncian la imprudencia de camiones repartidores, "diableros" y comerciantes ambulantes, que realizan carga y descarga de mercancías a cualquier hora del día, obstruyendo el paso peatonal y afectando la movilidad urbana.
"Ya no se puede caminar por muchas calles; los peatones somos los últimos en la jerarquía urbana", lamentó una locataria de la calle de Tacuba.
Las banquetas están invadidas, los accesos a museos bloqueados, y la carga y descarga ocurre sin ningún control. Nadie pone orden
La queja no es aislada. Vecinos organizados del Centro Histórico advierten sobre una pérdida progresiva de la habitabilidad de la zona y el deterioro de su valor histórico. En particular, denuncian la ocupación del espacio público por parte de estructuras comerciales irregulares y la ausencia de un plan integral que ordene y recupere el entorno. Según testimonios recabados, la Plaza Tolsá, la Alameda Central, Correo Mayor, y calles aledañas como Moneda, Brasil, Jesús María y República de Argentina, han perdido su vocación peatonal debido a la saturación del comercio informal.
Aunado a esto, reportan el consumo abierto de sustancias ilegales en espacios públicos y el uso de bienes patrimoniales como zonas de almacenamiento y comercio informal, lo que imposibilita el disfrute turístico y cultural del Centro. "Se fuma marihuana en cada esquina, y nadie dice nada. ¿Dónde está la autoridad?", cuestiona un residente.
Uno de los aspectos más preocupantes para los habitantes es el desplazamiento de negocios tradicionales y población residente. "Los pequeños comerciantes han sido empujados fuera. Los inmuebles están siendo adquiridos por intereses particulares, algunos ligados a inversionistas extranjeros, en especial de origen chino, que ya controlan varios predios y locales en el corazón del centro", afirman.
También se ha reportado una fuerte presencia de vendedores migrantes, quienes se han establecido en gran parte del espacio público sin regulación ni apoyos institucionales que garanticen su inclusión económica formal.
Frente a esta situación, los ciudadanos hacen un llamado urgente a las autoridades del Gobierno de la Ciudad de México para atender esta crisis. Señalan que la actual administración ha sido tolerante con las mafias del ambulantaje y omisa en la defensa del patrimonio urbano.
Tenemos que actuar como sociedad civil. Si no nos movilizamos, el Centro Histórico va a quedar definitivamente en manos de intereses privados y redes informales
Pese a ser declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO desde 1987, el Centro Histórico enfrenta graves desafíos en movilidad, conservación, seguridad y calidad de vida. A la fecha, aún no se presenta un plan de recuperación integral con acciones claras de regulación, rescate del espacio público y ordenamiento del comercio.
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