La Barriada/Martín Aguilar/Están cortados por la misma tijera

Mientras la fracción de Morena se desmorona en el Congreso de la Ciudad de México, donde a pesar de su mayoría no son capaces de vetar un simple punto de acuerdo, los jerarcas de ese partido en la capital se dedican sólo a grillar.

 

En la sesión de ayer, la oposición propuso un punto de acuerdo para citar a la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, a que comparezca en Donceles a explicar el aumento de la violencia contra de las mujeres en su demarcación.

 

Como estrategia para evitar el debate, la coordinadora morena, Martha Ávila Ventura, ordenó a todos sus diputados abandonar el pleno, y que regresaran a la hora de la votación para rechazar el punto.

 

Nunca se había visto que una mayoría tuviera que abandonar el pleno, en protesta porque la minoría subiría un punto de acuerdo que no les gustaba. Tradicionalmente es la oposición la que se sale ante la imposición de la mayoría, pero esta vez fue al revés.

 

Al final el tiro le salió por la culata a Ávila Ventura, pues a la hora de la votación le faltaron votos y la oposición ganó. Inconforme, la coordinadora pidió que se votara en forma nominal, con la esperanza de revertir el resultado.

 

De inmediato empezó a enviar whats a sus diputados —incluyendo a sus aliados para que se presentarán al pleno. Esta acción sólo exhibió el nulo control que tiene, pues su fracción volvió a perder y Brugada será citada.

 

Y mientras eso pasaba en Donceles, Martí Batres y Tomás Pliego se dedicaban a bloquear a sus aliados, que representan los votos cruciales para lograr la mayoría calificada en temas vitales.

 

Esa pareja de grillos ha propiciado la compra de liderazgos del Verde Ecologista en varias zonas de la ciudad, y han vetado al presidente de ese partido, Jesús Sesma.

 

Pareciera que su intención es complicar la operación de Morena en el Congreso local y que al final eso le impacte a su jefa, Claudia Sheinbaum. De Pliego se entiende, pues todo el mundo sabe que ese cuate no tiene mayor poder de decisión.

 

Pero de Batres sólo se podría considerar que actúa de mala fe, o que de plano es inoperante y sigue dominando su chip de porro, pues en su trabajo tendría que hacer política y no generarle más problemas a su jefa.

 

El secretario de Gobierno tiene una pésima relación con la oposición. Incluso hay alcaldes de la alianza que de plano ni el teléfono le levantan, y pusieron como condición hablar directamente con Sheinbaum, si el gobierno quiere diálogo.

 

Eso se podría entender, pues la oposición no confía en Martí. Pero que el funcionario ataque a sus aliados del PVEM, comprándoles incluso liderazgos territoriales que había empezado a armar, es incomprensible.

 

Tanto Batres como Pliego han cortado comunicación con Sesma porque aseguran que los verdes no serán sus aliados en 2024, por lo que nada tienen que acordar con él. Como si ellos dos decidieron sobre las alianzas.

 

Aunque así fuera, ahorita necesitan al Tucán en Donceles y no lo pueden atacar. Como si a Claudia le faltaran problemas, ahora tiene que levantar el tiradero de sus empleados. 


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