Rebeca Marín
Durante casi seis décadas, la planta de Nissan, ubicada en CIVAC, Jiutepec, Morelos, ha sido uno de los motores más importantes de la economía del estado. Su llegada a la entidad, en 1966, generó un importante crecimiento social y económico en Morelos. Hoy su historia está por concluir.
Fue la primera que la armadora nipona construyó fuera de Japón y la responsable de producir el primer automóvil mexicano de la marca: el Datsun Sedán Bluebird.
Aunque Nissan llegó a una zona industrial que ya estaba establecida en el estado, el crecimiento que se generó tras su aparición fue muy importante para la región, pues muchos de los trabajadores que vivían en puntos lejanos a la planta decidieron trasladarse a Jiutepec. Multifamiliares, escuelas, negocios de todo tipo comenzaron a mover de manera importante la economía en el estado.
Pero al principio no fue así: Martínez Cruz recuerda que si bien la empresa trajo buenas cosas a la zona, su llegada desplazó al sector agrario, pues dejaron de producir en el lugar; los cultivos desaparecieron y el crecimiento urbano acelerado generó un incremento importante en los precios de muchos productos. Y los salarios no eran tan justos.
"Con la llegada de Nissan hubo una oleada de cierres de fábricas y la primera de ellas fue precisamente en los años 80 la Industria Automotriz de Cuernavaca que estaba donde se ubica un centro comercial; donde estaba Textiles se construyó un supermercado y los trabajadores comenzaron a ser despedidos y buscar otras fuentes de empleo".
Fue el pasado martes 29 de julio cuando Nissan Mexicana dio a conocer a través de un comunicado que la planta ubicada en CIVAC dejaría de operar y su producción sería trasladada a la planta de Aguascalientes. Y si bien la gobernadora de Morelos ha señalado que la compañía tiene la intención de trasladar a algunos de los trabajadores a Aguascalientes, muchos están en la incertidumbre y han comenzado a pensar qué harán una vez que cierre la planta.
"Debo aprovechar el recurso que nos den, en un negocio a lo mejor, pero no solo eso, buscar también un empleo por ahí en CIVAC", dice uno de los trabajadores, que decidió guardar el anonimato.
El despido masivo de personal traerá un sinfín de problemas sociales y económicos, tanto para los empleados directos como para los indirectos, lo que podría ocasionar incluso que consideren alternativas como la migración, explica Martínez Cruz.
El cierre de la planta de Nissan no sólo deja a los empleados en una situación compleja, los negocios ubicados en la zona, que en su mayoría se sostienen de los trabajadores de la planta también se encuentran en una situación complicada que podría agravarse con el paso de los meses.
Para La Bendición, una de las cocinas económicas ubicada en la periferia de la planta, 40 por ciento de sus ingresos proviene de los trabajadores de la planta, por lo que ante el anuncio del cierre prevé moverse de lugar: "Yo creo que tendría que buscar más fábricas; moverme cerca de otras empresas", asegura la encargada del lugar.
Para los trabajadores era complicado trasladarse desde su vivienda a la fábrica por los largos trayectos y los turnos cambiantes. Se inició con la construcción de grandes edificios multifamiliares para que las familias pudieran vivir ahí, José Martínez Cruz, activista por los derechos humanos en Morelos
El caso de La Bendición no es el único; hay decenas de establecimientos de comidas en la periferia del lugar que estarán buscando la manera de sostenerse.
Algunos, incluso, han pensado en el recorte de personal. "Sí nos pega. Nosotros acá tendríamos que despedir gente, igual que la planta", dice la encargada de Tortería Mary, quien asegura que 60 por ciento de sus ganancias vienen de los trabajadores de Nissan.
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