Fwd: El gobierno y su intento desesperado por ocultar la realidad

Nancy Grajeda


El gobierno en turno repite como loro que hoy se están cosechando los frutos de un arduo trabajo contra la corrupción, implementado desde el sexenio pasado, donde casi se izaba la bandera para declarar al país libre de ella, tal como se hizo con el neoliberalismo. Recordemos como al inicio del sexenio pasado el ex presidente de la república, a todo cuestionamiento que se la hacía, respondía como chiste que la culpable era la corrupción, y que una vez erradicando los mexicanos podríamos gozar de una vida idílica, casi casi como se implementara el edén sobre la tierra cuyo epicentro sería México. Nada más falso que eso.

Con Claudia Sheinbaum a la cabeza del país, el pasado y este, parecen dos gobiernos muy similares, como cortados con la misma tijera, eso era de esperarse puesto que son producto del mismo partido y, por lo tanto, adolecen de las mismas mañas, el discurso triunfalista es muy parecido, pues asegura que la corrupción del pasado fue monstruosa, pero ha quedado sólo en eso, en pasado, que ahora los apoyos económicos llegan sin intermediarios, y que la población ha dejado de ser pobre.

Lamento decir que esto sólo responde a una realidad muy alterada por parte de quienes tienen el poder en sus manos para continuar engañando a los ilusos,  y sus argumentos distan mucho de la realidad que viven millones de mexicanos, una realidad marcada por la pobreza  y pobreza extrema, por las limitaciones, por la carente atención médica, por la inseguridad, por la falta de vivienda,  de servicios básicos en las colonias, de educación, de infraestructura en las escuelas, de apoyos para los estudiantes y la  madres trabajadoras, y un largo etcétera que golpea a los sectores más desprotegidos que viven en la zozobra por no saber qué comerán mañana.

Según los datos expuestos por el INEGI, en 2024 la población en situación de pobreza fue del 29.6 %, lo que equivale a 38.5 millones de personas. Según su versión, puesto que para donde volteemos la pobreza existe y continúa lacerando a los mexicanos, aunque el gobierno pretenda negarla y esconderla

En este tema tan sentido han sido varios estudiosos que han aportado su granito de arena para tratar de entender el fenómeno, y han demostrado a través de estudios especializados que la pobreza sigue presente en México, y que lastima a las familias mexicanas que no cuentan con recursos para vivir una vida más decorosa.

En definitiva, uno de los argumentos más repetidos por el gobierno actual es que en esta administración   se apoya directamente a las familias mexicanas; que antes el dinero se lo robaban los políticos de siempre y no llegaba a los mexicanos, que ahora sí llega vía los programas sociales. Pero, qué es lo que realmente sucede con estos programas sociales: en primer lugar, estos no cuentan con reglas de operación claras, supervisión independiente ni mecanismos de evaluación que garanticen su transparencia, aunado a que los recursos que se entregan a las familias beneficiadas distan mucho de ser un soporte que realmente eleve la vida de las familias que los reciben, pues los pobres siguen padeciendo los mismos problemas de siempre: salarios bajos, desempleo, servicios de salud precarios y una inflación que reduce el valor de cada peso.

Un ejemplo del grave deterioro en la vida de los mexicanos se concentra en el sector salud, pues, todos escuchamos o nos dimos cuenta que la presidenta de la república, en su primer informe presumió la existencia de 31 nuevos hospitales, en donde existe un abasto importante de medicamentos, incluso, la mandataria aseguró que hoy en día a la salud la llevan de casa en casa con brigadas de salud que visitan los hogares, no sé a qué país se refirió.

Porque lo que realmente hay es una enorme distancia entre lo que se dice y lo que se vive. La cifra es contundente: más de 44 millones de personas carecen hoy de acceso efectivo a servicios de salud. Este dato, publicado por el propio INEGI en su nuevo rol de evaluador del bienestar social, pone en duda la narrativa de la señora presidenta.

Y qué decir del argumento estrella de la cuarta transformación, precisamente el que mencioné renglones más arriba: la erradicación de la corrupción. Ante esto es necesario mencionar las noticias, producto de una investigación que reveló una red de contrabando de combustible encabezada por mandos de la Secretaría de Marina, con ganancias superiores a los 150 mdp. También han surgido escándalos en torno a empresas fantasmas, contratos amañados y legisladores involucrados en actividades ilícitas.

Todo esto, y mucho más coloca a México en una encrucijada, pues la corrupción como la materia, no se crea ni se destruye, sólo se transforma, y hoy está trasformada en un nuevo partido, pero ahí está, vigente, con peores vicios y un cinismo total que coloca a México en el lugar 140 de 180 países evaluados en cuanto a su corrupción imperante, este estudio fue realizado por el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional.

Mientras tanto, como todo lo que le incomoda al gobierno, lo desaparece, así se esfumó el CONEVAL, órgano autónomo que medía la pobreza de forma independiente, sus tareas ahora fueron transferidas al INEGI, que depende del gobierno de la república y esto le resta credibilidad en sus datos expuestos, que levantan suspicacias. Así, también podemos observar una guerra sin cuartel por parte del gobierno en turno por controlarlo todo.

Es así como más que confiar en lo que se expone, la narrativa que se utiliza parece más que nada una campaña permanente para mostrar los supuestos resultados de un gobierno que a toda luz viene dando tumbos. La repetición constante de que ya se eliminó la corrupción, de que ahora la pobreza se redujo gracias a los programas sociales, de los spots y los dichos de la presidenta deberían hacer que nos preocupemos más, pues más bien parece un intento desesperado por ocultar la realidad, que no es nada satisfactoria, pues contrasta con lo que viven millones de familias humildes que no ven cambios sustanciales, sino una serie de problemas.

El panorama es contradictorio, ya que, por un lado, se asegura que hay avances importantes en reducción de la pobreza, en ayudas monetarias, etcétera y por otro, quedan al descubierto graves retrocesos en el funcionamiento institucional y la transparencia, así como en el aumento de la violencia y la inseguridad, el desempleo y demás.

Todo esto no deja lugar a dudas de que un cambio verdadero sólo puede protagonizarlo  una sociedad consciente que defienda sus intereses, pues quien tenga el poder en sus manos es obvio que sólo llevará agua para su molino, como hoy se ve con el gobierno en turno  que  protege a las clases privilegiadas y sólo da dádivas a los pobres para comprar sus conciencias, es por ello que, la tarea está expuesta cada vez se vuelve más necesaria tomarla con  responsabilidad: educarse y organizarse para volvernos agentes de un  cambio profundo en nuestro país.


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