El Hijo del Santo entre lágrimas y sangre se despide tras 43 años del ring

Martín Aguilar

 

Con la voz entrecortada y el peso de cuatro décadas sobre sus hombros, El Hijo del Santo, ícono indiscutible de la lucha libre mexicana, confirmó este martes su retiro definitivo de los cuadriláteros, cerrando un capítulo legendario que heredó de su padre, El Santo. En una emotiva conferencia de prensa, el enmascarado de plata confesó haber «sangrado, llorado y también reído» detrás de su máscara, simbolizando las victorias, derrotas y sacrificios de una carrera que culminará el 13 de diciembre en el Palacio de los Deportes, el mismo escenario donde su progenitor se despidió en 198«Detrás de cada victoria, hay caídas, cicatrices y noches de soledad; pero también el amor a un legado, a un público, a una máscara. He sangrado, he llorado y también he reído detrás de mi máscara», expresó el luchador de 63 años, visiblemente conmovido, al detallar anécdotas de una trayectoria que comenzó en 1982 como «luchador súper libre» y lo llevó a conquistar máscaras, cabelleras y escenarios internacionales. «Todos mis sueños se fueron cumpliendo; luché en todas las empresas en México, pisé la Arena México, he luchado en muchos lugares del mundo. No hay nada pendiente», añadió, enfatizando que su salida no obedece a una pérdida de pasión, sino a un deseo de «cerrar mi historia con dignidad, con el corazón en alto y con la máscara intacta».

 

El anuncio, realizado en un hotel de la capital mexicana y transmitido en vivo por redes sociales, desató una ola de tributos en el mundo de la lucha libre. Figuras como Blue Demon Jr. y Negro Casas, rivales y aliados a lo largo de los años, compartieron mensajes de admiración en plataformas como X, donde el hashtag #AdiósHijoDelSanto se posicionó como tendencia nacional. La gira de despedida, organizada en colaboración con OCESA, incluye tres funciones estelares: el 29 de noviembre en el Domo Care de Monterrey, el 6 de diciembre en la Plaza de Toros Nuevo Progreso de Guadalajara y el gran cierre en la Ciudad de México, donde compartirá el ring con su hijo, Santo Jr., Alberto el Patrón y LA Park, frente a antagonistas históricos como Dr. Wagner Jr. y otros enmascarados.

 

El Hijo del Santo, cuyo nombre real permanece oculto como parte de la mística del personaje, reiteró que se retirará sin revelar su rostro: «Me voy con mi máscara intacta; nadie se la pudo arrebatar». Aunque colgará las botas, prometió seguir vinculado al deporte que ama, posiblemente en roles de promoción o entrenamiento, manteniendo vivo el legado de El Santo, quien revolucionó la lucha libre con su invencible imagen plateada en las décadas de 1940 a 1980. Expertos como el historiador de la CMLL, Salvador Lutteroth, describieron el retiro como «el fin de una era dorada», destacando cómo el Hijo del Santo elevó el género a exportación cultural, con giras por Japón, Estados Unidos y Europa que atrajeron a generaciones de fans.

 

La noticia llega en un momento de renovación para la lucha libre mexicana, con el auge de independientes como AAA y la influencia de WWE, pero el vacío que deja El Hijo del Santo –con más de 40 cabelleras conquistadas y un estilo técnico impecable– será irreparable. Boletos para las funciones ya están a la venta en portales como Ticketmaster, con precios desde 500 pesos, y se espera un lleno total que honre a esta leyenda que, como él mismo dijo, combatió «contra el paso del tiempo» con la gracia de un santo y la ferocidad de un gladiador. Su adiós no es solo el de un luchador, sino el cierre poético de un linaje que ha sangrado por México. 


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