La Barriada/Martín Aguilar/El que pega primero, pega dos veces

Se supone que, una vez terminada la lucha electoral, quienes obtengan el triunfo se tendrían que dedicar a servir a los ciudadanos en general, incluso a los que no votaron por ellos, pero nada de eso sucede hoy en la Ciudad de México.

 

Si bien en 2018 Morena arrasó en la mayoría de distritos y alcaldías de la capital, las guerras internas de sus propias tribus por el poder y el dinero hicieron que marginaran a la oposición y se canibalizan entre ellos.

 

Era su naturaleza, pero en esa lucha se llevaron entre los pies a la ciudadanía, que recibió como castigo el que en sus alcaldías los recursos públicos no fluyeran y servicios básicos como el agua, la seguridad y el transporte, por ejemplo, escasearan.

 

A pesar de que en 2021 los morenos y sus gobiernos fueron sacudidos por el voto de castigo de los capitalinos, que decidieron regresar la mayoría de las alcaldías a la oposición, el partido en el gobierno no entendió el mensaje.

 

La administración de Claudia Sheinbaum se ha dedicado a confrontarse con los alcaldes de la alianza que le ganó el año pasado, en una clara intención de venganza, que si bien afecta a los políticos opositores, a quien más perjudica es a sus gobernados.

 

Las acciones que el Gobierno de la CDMX emprende en contra de las alcaldías de la alianza las resienten los capitalinos, lo que parece no importar a la 4T, que se dedica a atender clientelarmente a sus huestes de los territorios que domina.

 

No conforme con ello, Sheinbaum utiliza a su fiscal carnala, Ernestina Godoy, para perseguir a quienes personalmente le caen mal. Así pasó con el priista de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava, y ahora lo hace contra la alcaldesa en Cuauhtémoc, Sandra Cuevas.

 

A esta última la acusan de haber abofeteado a dos mandos policiacos de la capital, por actuar en contra de algunos grupos de ambulantes. Pero ése es un mero pretexto, pues Sandra ha estado en la mira de la 4T desde que barrió a Lola Padierna en las elecciones pasadas.

 

Ante el conflicto que hay, y la consiguiente afectación a los ciudadanos de Cuauhtémoc, la jefa de Gobierno dijo ayer que analiza la posibilidad de reunirse con la alcaldesa.

 

Qué declaración tan desafortunada y más proveniente de la autoridad, cuando el arte de la política es, precisamente, el diálogo y la concertación, no la confrontación.

 

Lo mismo ocurre en el Congreso local, donde la mayoría de Morena y sus rémoras atajan todo lo que implique que sus rivales políticos puedan lucir, aunque de por medio vaya la afectación a los ciudadanos.

 

Como que ya va siendo hora de que se convoque a una reunión del Gran Cabildo de la Ciudad de México, donde confluyen los 16 alcaldes y la jefa de Gobierno, para que ventilen sus diferencias y potencien sus coincidencias.

 

Que lo hagan por el bien de la capital del país, ¿no? 


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