Fwd: A tres meses de la caída de la línea 12 del metro, afectados y pasajeros dan su testimonio

Martín Aguilar

La noche del tres de mayo del 2021 quedará marcada como una fecha trágica para los capitalinos, especialmente para los usuarios de la línea 12 del Metro, una línea controversial desde sus inicios y opacada por sus fallas técnicas, cuyas deficiencias sepultaron las ilusiones de 26 familias, que, de amarga manera, perdieron a uno de sus integrantes tras el colapso de dos vagones en el tramo elevado cerca de la estación Olivos.

 

Minutos después de las diez de la noche, decenas de capitalinos abordaron un tren de la línea 12 para regresar a casa y descansar después de un día de jornada; unos acompañados por amigos o pareja, otros más viajaban solos, nunca imaginaron lo que minutos después iba a suceder.

 

El tren de la línea dorada emprendió marcha, a tan solo unos metros antes de la estación Olivos los pasajeros escucharon un estruendo que provenía de las vías por donde transitaba el tren, dos vagones se desplomaron en el aire; la escena parecía irreal ante los ojos de los espectadores y un cuento de horror para la gente que viajaba a bordo.

 

El ambiente se tornó tenso, una gran nube de polvo cubrió el lugar, el silencio se hizo presente por tan solo unos segundos, todo se detuvo y después el caos comenzó. La gente que caminaba sobre avenida Tláhuac, corrió para auxiliar a los heridos, "¡Se cayó, se cayó!, ¡Madre santísima, vamos a ayudar!, ¡Ayúdenlos a salir!" La gente gritaba desesperada, una vez más la solidaridad de los mexicanos dio muestra de su apoyo incondicional en los momentos de tragedia.

 

Raúl Alcántara, un peatón que presenció el momento exacto del debacle quedó inmóvil: "La verdad no sabía qué hacer, estaba impactado viendo lo que había sucedido, el polvo que se levantó entró a mis ojos, de pronto gritos de auxilio me hicieron reaccionar, por lo que corrí al lugar"

 

Vecinos de la zona corrieron a brindar apoyo, muchos de ellos arriesgando su vida. Los latidos se aceleraron, las caras de angustia se hicieron notar, muchos rogaban, incluso, rezaban porque ninguno de sus seres queridos se encontrara bajo las toneladas de fierro y escombros.

 

Con un notable golpe en la cara, desconcertado y en shock, quedó Felipe Bonilla, uno de los pasajeros sobrevivientes de este siniestro "Venía tranquilo, escuché un estruendo y todo se sacudió, mi vista se nubló y solo pude aferrarme a un tubo, gracias a eso salvé mi vida. Por un momento me desconecté de la realidad y cuando entré en razón lo único que pude hacer fue llorar."

 

Arrastrándose y con poca fuerza salió de uno de los vagones desplomados, los gritos de auxilio de desesperación de las personas atrapadas retumbaban en su cabeza. Luego de ser valorado por paramédicos pudo retomar el camino a su casa, acompañado de sonidos de sirenas, en la periferia de la ciudad que esa noche fue noticia en todo el mundo.

 

Una reacción similar tuvo Luis Gustavo Rodríguez, en el camino el cansancio lo venció y se quedó dormido, esto ocasionó que se pasara una estación más de su destino, quizá la suerte le hizo una mala jugada.

 

Otra víctima mortal fue Liliana López, una joven madre de familia que regresaba de su trabajo como gerente en una tienda de ropa, antes del desplome alistaba sus cosas para bajar en la próxima estación Nopalera, donde su familia y su hijo esperaban ansiosos su llegada a casa. Lamentablemente, Liliana no volvió a convivir con sus seres queridos, su cuerpo quedó atorado entre los escombros.

 

En otro punto de la escena se escuchaba, "Estoy buscando a mí hijo de trece años, por favor ayúdenme" una madre desesperada gritaba y lloraba entre el desorden, "Estoy buscando a mi hijo Brandon, nos avisó que ya estaba cerca de la casa, justo antes de que esto pasara".

 

Efraín Juárez, se enteró por las noticias lo que ocurría en la zona de Tláhuac, anonadado por lo que estaba pasando se aproximó a la zona cero preguntando por su hijo José Juan y su nuera, pese a que no viajaban en el Metro la tragedia los alcanzó a bordo de su automóvil, el cual quedó debajo de una pesada estructura que sepultó toda esperanza de sobrevivencia. 


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